Según el psiquiatra Harold Koenig, profesor de la Universidad Duke, en los Estados Unidos, hay investigaciones que comprueban la relación entre la religión y la salud. Koenig, que se dedica hace 28 años a esa área de estudios, afirma que el impacto de la religiosidad en la sobrevida de las personas es algo en torno del 35%. Él destaca tres factores que influyen en la salud de quien practica una religión: las creencias y el significado de las creencias atribuidas a la vida; el apoyo social obtenido y el impacto que la religión tiene en la adopción de hábitos más saludables.
Orientación
Los adventistas entienden que es imprescindible para una salud integral de calidad la vivencia de una religión práctica y no apenas la fe nominal. Confiar en Dios es más que saber que él existe, sino tener una relación de amor con él.
Sugerencias prácticas
Tenga el hábito de orar diariamente y entienda que la oración es un diálogo sincero con Dios.
Mantenga el hábito de estudiar la Biblia todos los días y de conocer cuáles son las enseñanzas de Dios para su vida.
Frecuente una iglesia regularmente y tenga convivencia con otras personas e involúcrese con actividades misioneras y comunitarias. Eso hace bien para el desarrollo pleno de la salud.
Todas estas sugerencias ayudan a las personas a preparar la mente para un contacto mejor con las realidades celestiales.